El día de verano

 

Querida persona lectora,

 

Agosto suele ser habitualmente un mes de descanso y desconexión, o al menos así lo es para mí la mayoría de los años. Sin embargo, este verano está siendo un poco distinto, y por cuestiones de organización mis “vacaciones” esta vez han sido en julio. Lo pongo entre comillas porque no sé si han sido vacaciones tal y como se entienden tradicionalmente, aunque desde luego sí han sido tremendamente reconstituyentes. La situación ahora es que el octavo mes del año se me presenta como un lienzo en blanco.

 

Y está realmente en blanco porque estoy atravesando una temporada de replantearme todo mi sistema de trabajo. Tengo dudas sobre qué dirección tomar, muchas ideas pero ninguna que prevalezca claramente por encima de las demás. Supongo que es algo que nos pasa de vez en cuando - queremos hacer cambios, pero no sabemos muy bien cómo. De momento, lo único que he sacado en claro es que, en estas situaciones, a menudo la clave está en hacer. Avanzar, actuar, moverse… en la dirección que sea, con la intención de desbloquear. 

Y en esta línea de pensamiento, el otro día me senté frente al escritorio y empecé a dibujar. Sin ningún rumbo fijo, ni idea de lo que estaba haciendo ni por qué. De forma intuitiva, empecé con una ilustración. Luego, otra… y entonces, me vino a la mente un poema que recientemente había escuchado en el podcast de On Being (podcast que por cierto recomiendo enormemente).Se titula “The summer day”, de Mary Oliver, celebrada y premiada poeta americana. No soy ni siquiera un poquito entendida en poesía, pero aquel texto me caló profundamente. Os lo comparto, con su traducción debajo:
 

Who made the world?

Who made the swan, and the black bear?

Who made the grasshopper?

This grasshopper, I mean—

the one who has flung herself out of the grass,

the one who is eating sugar out of my hand,

who is moving her jaws back and forth instead of up and down—

who is gazing around with her enormous and complicated eyes.

Now she lifts her pale forearms and thoroughly washes her face.

Now she snaps her wings open, and floats away.

I don't know exactly what a prayer is.

I do know how to pay attention, how to fall down

into the grass, how to kneel down in the grass,

how to be idle and blessed, how to stroll through the fields,

which is what I have been doing all day.

Tell me, what else should I have done?

Doesn't everything die at last, and too soon?

Tell me, what is it you plan to do

with your one wild and precious life?


- Mary Oliver
 

¿Quién hizo el mundo?

¿Quién hizo el cisne, y el oso negro?

¿Quién hizo el saltamontes?

Este saltamontes, quiero decir—

el que ha saltado desde la hierba,

el que está comiendo azúcar de mi mano,

el que está moviendo sus mandíbulas hacia adelante y hacia atrás en lugar de arriba y abajo—

que mira alrededor con sus enormes y complicados ojos.

Ahora levanta sus antebrazos pálidos y se lava bien la cara.

Ahora despliega sus alas, y se aleja flotando.

No sé exactamente qué es una oración.

Sé cómo prestar atención, cómo caer

en la hierba, cómo arrodillarse en la hierba,

cómo estar ociosa y bendecida, cómo pasear por los campos,

que es lo que he estado haciendo todo el día.

Dime, ¿qué otra cosa debería haber hecho?

¿No muere todo al fin y demasiado pronto?

Dime, ¿qué es lo que planeas hacer

con tu única salvaje y preciosa vida?

 

- Mary Oliver


Y a continuación, mi humilde intento de ilustrar este poema, con permiso de su autora. Lo he puesto en su versión original en inglés porque creo que en la traducción se pierden algunos matices. No es un proyecto terminado, ni es nada que vaya a publicar - simplemente, me apetecía hacerlo. Creo que es muy importante ejercitar la mano y soltar de vez en cuando, hacer cosas simplemente porque sí. Aleja al crítico interior y a la autoexigencia que tanto paraliza. Espero que os guste, y que os aporte, con un poco de suerte, algo de inspiración:

 
Sara Peña Martín